El pasado lunes 17 de
diciembre, por la tarde, el New York
Times subió a su sitio de internet un reportaje sobre los sobornos en los
que incurrió Wal-Mart de México para construir una tienda en San Juan Teotihuacán,
durante el 2003, y en otros dieciocho casos. Se trata de un trabajo periodístico impresionante:
meticuloso en la contextualización, de enorme interés público, amplia y
sólidamente investigado. Un ejemplo perfecto de aquella elocuente definición
que dice “periodismo es lo que alguien quisiera que no se publicara, todo lo
demás es publicidad”.
Al día siguiente, martes
18, el Times publicó en su edición
impresa dicho reportaje (http://nyti.ms/X75IkN), firmado
por David Barstow y Alexandra Xanic Von Bertrab, como una de sus dos notas
principales en primera plana (http://nyti.ms/WTffIi). Ese mismo
día, sin embargo, de nueve periódicos mexicanos (La Crónica, Excélsior, El
Financiero, La Jornada, Milenio, La Razón, Reforma, El Sol de México y El
Universal) ninguno optó por llevar la noticia en cuestión como nota principal. Sólo
cuatro la incluyeron en primera plana y apenas tres informaron al respecto en
su sección nacional. El restó la mandó, como suele decirse, a “interiores”: uno
a su sección metropolitana y cinco a la de negocios.
En otras palabras, el
hecho de que la cadena de supermercados más grande del mundo haya corrompido
agresiva y sistemáticamente a las autoridades mexicanas, y que en un caso
particular haya logrado edificar una sucursal junto a un sitio arqueológico declarado
patrimonio de la Humanidad, no fue tan importante para nuestros periódicos como
un discurso que dio el presidente Peña Nieto el día anterior, un asesinato en
un hospital al sur de la Ciudad de México, unas declaraciones del secretario de
Gobernación, ni como la decisión de la Cámara de Diputados de postergar la
votación de una ley. Así, tal cual.
Más aún, ese reportaje
del New York Times fue una segunda
entrega, pues a fines de abril el mismo periódico publicó una larga nota (http://nyti.ms/RoVWHj) dando a
conocer los primeros resultados de sus pesquisas sobre las prácticas corruptas
de Wal-Mart de México y sus intentos por ocultarlas. Pasaron ocho meses entre
la primera y la segunda entrega y, aparentemente, nadie en la prensa mexicana
consideró que quizás valdría la pena darle seguimiento a esos indicios…
Si nuestros periódicos no
investigan, no exhiben, no incomodan, entonces ¿qué hacen? ¿Para qué sirven? ¿Y
a quién?
Honestamente, habría que
darle el Premio Nacional de Periodismo al New
York Times.
-- Carlos Bravo Regidor
-- Carlos Bravo Regidor
La Razón, lunes 31 de diciembre de 2012
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