La semana pasada escribí que las primeras impresiones
que se han asentado en nuestra conversación pública a propósito del arranque
del nuevo gobierno quizás resultan un tanto prematuras y engañosas. Hoy
quisiera matizar esa opinión, sin embargo, porque hay un aspecto puntual susceptible
de ser evaluado más allá de esa gran campaña de relaciones públicas que suelen
ser “los primeros cien días”: a saber, la integración del gabinete.
Me limito a tres variables muy sencillas: edad,
partido y experiencia previa. Incluyo todas las secretarías de estado, salvo
Función Pública y Seguridad Pública (por razones obvias), y también la
Procuraduría General de la República. Es decir, un total de 17 entidades.
Veamos.
La edad promedio en el gabinete es 56 años. La más
grande es Mercedes Juan López (1943), secretaria de Salud; la más joven,
Claudia Ruíz Massieu (1972), secretaria de Turismo. Casi todos los integrantes
de su gabinete son mayores que el presidente, que tiene 46 años (1966). De
hecho, sólo tres de ellos son algo menores: Luis Videgaray (1968), secretario
de Hacienda; José Antonio Meade (1969), secretario de Relaciones Exteriores; y
la propia Ruíz Massieu. Comparativamente, el primer gabinete de Vicente Fox,
quien asumió la presidencia a los 58, promediaba 51 años; el de Calderón, quien
tenía 44 al asumir, promediaba también 51 años.
En lo relativo a militancia partidista, 12
integrantes del gabinete de Peña Nieto pertenecen al PRI, uno al PVEM (Juan
José Guerra) y 4 no tienen filiación: Salvador Cienfuegos, secretario de
Defensa; Vidal Francisco Soberón, secretario de Marina; Rosario Robles,
secretaria de Desarrollo Social; y el ya mencionado Meade. Comparativamente, en
el primer gabinete de Fox había 6 panistas, 1 priísta y 10 sin filiación; en el
de Calderón 10 panistas, 1 priísta y 6 sin filiación.
Por último, me falta espacio para detallar las
trayectorias y ofrecer cifras al respecto, pero es un hecho rotundo que en
general los integrantes del gabinete de Peña Nieto tienen mucha más
experiencia, no sólo en términos de tiempo de servicio sino también en cuanto a
haber trabajado en distintos ámbitos de la función pública, que los del primer equipo
de Fox o los del de Calderón. Aunque, como detalle curioso, comparada con la de
sus propios colaboradores la trayectoria de Peña Nieto es relativamente magra: su
carrera política es más bien corta y siempre estuvo circunscrita al Estado de
México.
Asistimos, en suma, al estreno de un presidente
todavía joven pero con un primer equipo más maduro, más coherente y mucho más
experimentado que el de los dos anteriores. La forma en que integró su gabinete
sugiere, además, que Peña Nieto tiene un estilo de liderazgo gerencial, más
asertivo que el de Fox pero menos paternalista que el de Calderón.
Y pues sí, es una buena noticia.
-- Carlos Bravo Regidor
La Razón, lunes 14 de enero de 2013
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