lunes, 6 de julio de 2009

Lógicas de la elección

A juzgar por el tenor de la conversación pública durante los últimos meses, la de este proceso electoral no fue sólo una disputa por los votos; fue, sobre todo, una disputa por el sentido de la elección, es decir, por darle una u otra lógica al acto de votar.            

Los panistas quisieron que la elección fuera un referéndum, que el voto constituyera la respuesta a una pregunta en torno a la principal decisión del Presidente Calderón. ¿Está usted de acuerdo en declararle la guerra al narcotráfico, sí o no? Su tema fue la inseguridad, su apuesta el miedo y su lógica la de Mateo 12:30: “el que no está conmigo, está contra mí”.
 
Los priístas buscaron que la elección se convirtiera en un juicio al desempeño del gobierno, que el voto se ejerciera como una forma de castigar al partido en el poder por no saber cómo hacer las cosas. Su tema fue la incompetencia, su apuesta la desmemoria y su lógica la del refrán: “más sabe el diablo por viejo…”

Los partidarios del voto nulo hicieron de la elección una oportunidad para expresar su enojo. Invitaron a concebir el voto no como un instrumento para elegir sino como una pancarta para protestar contra la “partidocracia”. Su tema fue la desesperanza, su apuesta el coraje y su lógica la de un oxímoron: “anular es votar”. 

Los perredistas, consumidos por un conflicto que no se atreve a decir su nombre, no plantearon un relato propio. Hace tres años, la lógica de su campaña consistió en administrar una victoria que parecía segura. Hoy, en cambio, lo único seguro fue que siguen administrando los saldos de aquella derrota. La suya fue una elección, más que para ganar votos, para tratar de no perder al partido.  

Los petistas y los verdes optaron por una estricta lógica de supervivencia. Los primeros se ubicaron como el principal destino de los perredistas desafectos, como la nueva casa del lopezobradorismo. Los verdes supieron capitalizar la avidez de cierto electorado, sobre todo joven, por esas soluciones de las que hablaba Mencken: “claras, simples y equivocadas”.

Los abstencionistas habrán sido, muy probablemente, mayoría. En las próximas semanas abundarán los intérpretes de su silencio. Para algunos, será una señal de rechazo a la democracia (no van a las urnas porque no creen en ellas); para otros, una prueba de normalidad democrática (porque en las elecciones intermedias la participación suele ser más baja, porque en muchas democracias el abstencionismo va al alza).

La campaña la ganó la discusión del voto nulo. La elección, según anticipaban todas las encuestas, la habrá ganado el PRI. 

--Carlos Bravo Regidor
(La Razón, Lunes 6 de Julio de 2009)

2 comentarios:

  1. Carlos: no funciona la liga que pones.
    Saludos

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  2. Carlos, esta vez tengo que decir que aunque estoy en acuerdo con algunas de las "lógicas" del acto de votar que asignas a los partidos. El tono de desagrado sobre la mediocridad de la elección lo comparto algo menos. Yo creo que lo que pasó en ésta elección tiene lados excelentes.

    A) Aunque hace tres años estuvimos al borde del quiebre democrático, hoy la elección estuvo impecablemente organizada, no es cuestionada, el IFE recupera el prestigio perdido, y la democracia se asienta.

    B) Es mi impresión que el multipartidismo finalmente se filtró con éxito hasta los municipios más alejados; allí donde dominaba un partido hoy ya hay otro que también tiene posibilidades de ganar, y ahí donde había dos, hoy ya hay tres.

    C) los derrotados de esta elección (PAN y PRD), según indican sus primeras reacciones, se están tomando la derrota con espíritu pragmático y crítico, y ya no la interpretan como una injusticia de proporciones cetáceas o como un complot contra los bienintencionados.

    Como ya no cabe el comentario, si quieres leerlo completo, lo puedes ojear en el blog (mundogalante.blogspot.com).

    Abrazo,

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