Hace
algunas semanas se presentaron en la Cámara de Diputados dos iniciativas. Una
del PAN
para eliminar la figura de los legisladores plurinominales y otra del PRI
para reducir 100 curules plurinominales en Cámara de Diputados y 32 en el
Senado. Las premisas de las que parten dichas iniciativas son, básicamente,
tres: que en México tenemos demasiados legisladores, que nuestro Congreso es
muy caro y que entre menos legisladores haya más fácil será llegar a acuerdos.
Veamos la evidencia al respecto.
¿Es cierto
que en México tenemos demasiados legisladores? Consideremos dos maneras de responder.
Una es calcular la proporción de diputados por cada 100 mil habitantes en
países que tienen, como México, un sistema electoral mixto (en el que una parte
de los legisladores se elige por mayoría relativa y otra por representación
proporcional). Javier Aparicio ha hecho ese cálculo. De una
muestra de 33 países, México (0.5) quedó en el lugar 30, con una proporción
sólo mayor a la de Japón (0.4), Rusia (0.3) y Filipinas (0.3). Otra manera es
calcular la proporción de legisladores electos por representación proporcional --lo
que conocemos comúnmente como “pluris”—en el Congreso. El mismo estudio de
Aparicio muestra que México queda en el lugar 12 de 33, con una proporción
(40%) ligeramente por encima del promedio internacional (31%). No es cierto,
pues, que ni como proporción de diputados por cada 100 mil habitantes ni como
proporción de “pluris” en el Congreso, México tenga demasiados legisladores.
¿Es cierto
que en México tenemos un Congreso muy caro? Consideremos dos maneras de responder.
Una es calcular el presupuesto asignado al Poder Legislativo como porcentaje
del presupuesto nacional. Según un estudio de María Amparo
Casar, en México dicho porcentaje
equivale al 0.3%, cifra que está por debajo del promedio regional
latinoamericano, que es de 0.5%. Otra manera es dividiendo el gasto anual del
Congreso entre el número de habitantes del país. El mismo estudio de Casar
muestra que, en ese sentido, en México gastamos en el Congreso alrededor de 7
dólares al año por habitante, mientras que el promedio latinoamericano es de
12. No es cierto, pues, que ni como porcentaje del presupuesto nacional ni por
gasto anual en el Congreso por número de habitantes, México tenga un Congreso
muy caro.
¿Es cierto
que un número menor de legisladores podría traducirse en que haya más acuerdos
en el Congreso? No. Porque, para bien o para mal, los legisladores no votan
cada uno conforme a su conciencia ni consultando a los habitantes de sus
distritos. Votan, más bien, en bloque, según la línea que definen las dirigencias
partidistas. Y estudio tras estudio (Lujambio, Nacif, González Tule, García Martínez) muestra que el voto de los legisladores en México, salvo ligeras
variantes, es un voto altamente disciplinado, que en términos generales oscila
alrededor del 90%. No es cierto, pues, dada la alta disciplina partidista que
hay en el Congreso mexicano, que reducir el número de legisladores facilitaría
la posibilidad de lograr más acuerdos.
Hace casi
veinte años Giovanni Sartori se preguntaba, a propósito de los malestares en la
democracia y las reformas institucionales: “¿realmente sabemos qué es lo que se
necesita cambiar y cómo cambiarlo?”. La respuesta era entonces, y aparentemente
sigue siendo ahora, “un rotundo no”.
-- Carlos Bravo Regidor
La Razón, lunes 29 de octubre de 2012.
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