lunes, 21 de junio de 2010

Entre la consternación y el absurdo

Un día antes de que comenzara el mundial José Woldenberg escribió, en Reforma, que dos pesadillas lo acosaban. Una, que la selección mexicana no pasaba de la primera ronda y el país estallaba en furiosa consternación; otra, que la selección conquistaba el campeonato y entonces todo se volvía eufóricamente absurdo. Guardadas las proporciones, dos escenarios muy similares se configuraron en el tribunal de la opinión con respecto al dictamen del ministro Zaldívar sobre el caso de la guardería ABC.  

El meollo del dictamen eran dos propuestas. La primera consistía en darle un nuevo sentido a la facultad de investigación de la Suprema Corte, en asumirla como un recurso extraordinario (“cuando por el estado de cosas el ejercicio de otros recursos ordinarios no alcanza”) para determinar violaciones graves de las garantías individuales y, esto era lo fundamental, “señalar la responsabilidad […] de los funcionarios públicos que por acción u omisión incurrieron en ellas”. La segunda consistía en vincular la violación de garantías en el caso particular de la guardería ABC con la existencia de un “desorden generalizado en el otorgamiento de los contratos, operación y vigilancia de las guarderías subrogada” de modo que la responsabilidad se adjudicara no sólo a los funcionarios menores directamente implicados sino además, a los de la más alta jerarquía en el Instituto Mexicano del Seguro Social, el Gobierno de Sonora y el Ayuntamiento de Hermosillo.

El dictamen, a final de cuentas, perdió. La Suprema Corte reconoció que hubo violaciones graves de garantías, pero no señaló “responsables” ni admitió el vínculo entre la tragedia de la guardería ABC y el estado de “desorden generalizado” en el sistema, por lo que sólo nombró como “involucrados” a funcionarios menores. Es decir que, como consecuencia del fallo de la Corte, nadie fue removido de su cargo, nadie fue inhabilitado, nadie irá a la cárcel.

Ocurre, sin embargo, que de haber ganado el dictamen las consecuencias no serían muy distintas. Porque la Corte hubiera podido señalar “responsables” a lo largo de toda la cadena de mando hasta llegar a los funcionarios del más alto nivel, pero al carecer de “fuerza vinculante” su resolución no obligaría a que nadie fuera removido de su cargo, a que nadie fuera inhabilitado, ni a que nadie fuera a la cárcel. Sería, simplemente, un mero pronunciamiento.

Entiendo que la facultad es anómala y el caso complejo. Con todo, los hechos son que cuarenta y nueve menores murieron, ciento cuatro sufrieron lesiones, que la Suprema Corte decidió que no hubo responsables… y que aunque hubiera decidido que sí los hubo se trataría de una responsabilidad sin consecuencias.

Ese es el estado de la justicia en México: entre la consternación y el absurdo.

-- Carlos Bravo Regidor 

La Razón, lunes 21 de junio de 2010

3 comentarios:

  1. En efecto tocayo. Independientemente de los alcances que el legislador constituyente intentó plasmar en el artículo 97; es ineludible la conclusión en el sentido de que cualquier facultad de investigación que solo tenga efectos declarativos, o de pronunciamiento es absurda.

    Por ello absurdas son también las resoluciones de los organismos de derechos humanos, y las anteriores de la Corte so re otros temas como Lydia Cacho.

    Lo único rescatable del asunto es que por primera vez la opinión pública, y con esto me refiero a la gente de a pie y no a los escritores o intelectuales, estuvo muy pendiente de este asunto.

    Como consecuencia de ello, la Corte perdió mucha credibilidad con la gente, pues interpretaron la sentencia como una canallada que solo contribuye a la impunidad de los influyentes.

    Esto me lleva a dos posibles desenlaces: la Corte y el gobierno rectificaran sus actos o al menos serán mas cautos en el futuro para tratar de recobrar la confianza de la gente, o y est la es mi pesadilla, llegarmos al punto en que la gente se percatara de que su estado de derecho es una mera ilusión y terminaran por crear otra nación dentro del estado mexicano.

    Ojalá que esta creación sea pacífica, pero creo que jamás se ha visto algo similar en la historia del hombre. Es decir, parece mas probable que me saque el melate.

    Ojalá y me equivoque como me equivoqué en el prnostico del resultado del México Francia.

    Saludos

    Carlos Portilla

    Sin

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  2. La dimensión política del caso de la guardería ABC, llevó a la Corte a ejercer la facultad anómala de investigar, pero el primer punto es si la Corte debería asumir esa facultad, si se quería suponer el gran juzgador tenía un terrible problema, su resolución no podía mas que decir si había responsables, pero no es autoridad para señalar efectos a esas conclusiones, por lo que la Corte misma se posicionó en el centro de la crítica al haber aceptado, estaba en un callejón sin salida, mas sin embargo entró y se quedó atorada en el callejón a la espera de la crítica.
    Que escenarios hubiese habido, si decimos que todos son responsables, el Bours, Molinar y Karam, tendrían que renunciar, pero ello debía haber ocurrido sin la intervensión de la Corte y desde luego de llegar a la Corte, ésta no tiene que la posibilidad de imputarles responsabilidades, pero el punto es, sino existe una responsabilidad por actos u omisiones acreditadas propias de estos funcionarios, se les puede responsabilizar de ello, estimo que no, de lo contario implicaría tanto como que las cabezas son responsables plenamente de todo el cuerpo, de los actos de todos los que están en la estructura que se encabeza, lo que me lleva a un absurdo terrible, cualquier cosa que ocurra será responsabilidad del titular y ello es absurdo operativa y políticamente. Cierto es tambien que debe existir responsables y hay procesados diversos funcionarios, calificados como menores, pero quien puede decir que otros mas están relacionados que no sean los imputados, yo de mi parte digo no se y no por encubrir a nadie sino porque me parece que se quería juzgar a todos, ya de la Guarería ABC, del Gobierno Local y del IMSS y lo que había lamentablemente ocurrido ahí era un origen de consecuencias exponenciales, que de hecho no tendrían que parar ahí, sería para escalar mas el resultado o creen que ahí hubiese parado el caso?.
    Lamento todo, los niños terriblemente muertos, los que han quedado lesionados por el resto de sus vidas, todos ellos las auténticas víctimas, los padres que no tienen consuelo, ningún padre puede recomponer su vida al perder un hijo, y políticamente la Corte, que quizo ser protagonista y acabó por ser su propia víctima, desde el origen una lamentable decepción.

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  3. Lo jodido es que los cínicos legisladores mexicanos, con toda la maldad y desidia de la que son capaces, pusieron a la Corte en un limbo jurídico en la que siempre quedará como el "cuetero". Y ahí la van a dejar, porque les conviene.

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