Es difícil agregar algo a los balances sobre el primer año de gobierno
de Enrique Peña Nieto que han menudeado en la conversación pública durante los
últimos días. En general, parece haber más o menos coincidencia en que se ha
tratado de un gobierno eficaz para administrar impresiones pero incapaz de articular
argumentos; ambicioso en su agenda de reformas pero desorientado en su proyecto
de país; audaz en la generación de expectativas pero limitado en la producción
de resultados.
Con todo, más allá de
las ponderaciones de la comentocracia, tres encuestas publicadas recientemente
dan cuenta de cómo ha cambiado la percepción de la ciudadanía durante los
últimos 12 meses. Según Parametría (http://j.mp/1gzQbjI), entre diciembre del
2012 y noviembre del 2013 la opinión efectiva sobre el trabajo del presidente (i.e., el resultado de restar la opinión
negativa de la positiva) cayó en 50%, de 38 a 19 puntos. Según Reforma (http://j.mp/1j7tYM8), si en abril 50%
aprobaba la gestión de Enrique Peña Nieto y 30% la desaprobaba; ahora, en
noviembre, 44% la aprueba mientras 48% la reprueba. Finalmente, según BGC, Beltrán, Juárez y Asociados (http://j.mp/1bbPWt6), mientras que en mayo
55% estaba de acuerdo y 39% en desacuerdo con la manera de gobernar del
presidente, para noviembre dichas cifras se habían invertido a 36 y 61%
respectivamente.
Parametría explica dicha caída por “una suerte de escepticismo” con
respecto a los beneficios que a corto o mediano plazo acarrearán las reformas. Reforma, como consecuencia de los “nuevos
impuestos” (i.e., el gravamen
adicional a los refrescos y la homologación del IVA en la frontera) así como de
la mala calificación otorgada al gobierno en el combate al crimen organizado. Y
BGC, Beltrán, Juárez y Asociados,
como resultado de “una aguda percepción negativa sobre el estado de la
economía”.
Los indicadores
muestran que dichas percepciones negativas tienen fundamentos. En lo relativo a
la economía (http://j.mp/1fbeeF9) la expectativa
de crecimiento roza apenas el 1.3%; la tasa de desempleo se mantiene estable
con un ligero aumento del 4.5% en enero al 4.8% en noviembre; la creación de
empleos en octubre no llegaba todavía ni al medio millón; y el Indice de
Tendencia Laboral de la Pobreza del CONEVAL (i.e., la proporción de personas que no puede comprar una canasta
básica con su ingreso laboral) aumentó durante los primeros tres semestres del
año. En lo relativo a seguridad (http://j.mp/18vhRkv), hay más
continuidades que cambios tanto en la estrategia gubernamental como en la
tendencia de la tasa de homicidios; se espera un incremento en los delitos de
secuestro y extorsión; y los cambios en materia de derechos humanos “continúan
siendo, en gran medida, exclusivamente retóricos”.
Un año después de que
tomó posesión como presidente Enrique Peña Nieto, no es que la ciudadanía esté
pesimista: es, más bien, que el país no marcha bien.
-- Carlos Bravo Regidor
La Razón, lunes 7 de diciembre de 2013
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