lunes, 7 de junio de 2010

La metáfora del "tejido social"

Desde hace algunos meses circula en la conversación pública mexicana una metáfora que, de tanto repetirse, ya acusa toda la fisonomía de un lugar común: a saber, que para erradicar tal o cual problema lo que hace falta es “reconstruir el tejido social”. La usan lo mismo analistas políticos que periodistas, legisladores que activistas, candidatos que arzobispos, líderes de partidos que ciudadanos apartidistas. Vamos, hasta el Presidente Calderón y Andrés Manuel López Obrador han coincidido, más de una vez, en recurrir a ella. Está, digamos, de moda.

Ocurre, sin embargo, que se trata de una metáfora muy problemática.

En primer lugar, porque sugiere que la sociedad es una especie de organismo intrínsecamente armónico, virtuoso, y que los problemas que se buscan resolver reparando su “tejido” son meros trastornos, aberraciones, con respecto a esa armonía intrínseca. En otras palabras, la metáfora supone que la cohesión social es sinónimo inequívoco de virtud y, en consecuencia, que el conflicto no es consustancial sino ajeno, externo, a la sociedad.

En segundo lugar, porque pretende ofrecer una solución genérica a problemas con distintas causas y distintas envergaduras –el narcotráfico, la impunidad, la marginación, la violencia, la corrupción, etcétera–, como si en el fondo todo se redujera a recomponer los vínculos de cooperación y confianza, a establecer normas de reciprocidad y respeto, a multiplicar las asociaciones horizontales, en fin, a hacer como si todos los problemas fueran a final de cuentas lo mismo: que la sociedad no está suficientemente imbricada consigo misma.

Y en tercer lugar, porque la metáfora no permite distinguir entre las diversas geografías de los problemas en cuestión. Porque no significa lo mismo “reconstruir el tejido social” en Ciudad Juárez que en Apatzingán, en San Pedro Garza García que en Matlatónoc, en Reynosa que en Lázaro Cárdenas, en Badiraguato que en la Costa Grande, en Tijuana que en Tepito. Hay comunidades en las que la violencia ha deteriorado el “tejido social”, pero hay otras en las que el crimen organizado se ha dedicado a “reconstruirlo”, a su manera, muy eficientemente; hay regiones en las que la descomposición del “tejido” tiene que ver con la ausencia de autoridades públicas, mas hay otras en las que éste se ha dañado precisamente por las acciones de la autoridad; hay sitios en los que autoridad y crimen organizado son indistinguibles y eso tiene efectos, para bien o para mal, en las relaciones sociales, y hay sitios en que los problemas locales no tienen que ver con que haya más o menos redes de sociabilidad.

Suena bonita, pero la metáfora del “tejido social” oscurece más de lo que ilumina.

--Carlos Bravo Regidor 

La Razón, lunes 7 de junio de 2010 

2 comentarios:

  1. oye compa, esto lo sacas por mera intuición o cómo??? si lo querías explicar me parece que pudiste haber acudido a algo más profundo. Tejido social es un término ya bastante usado en ciencias sociales. Nomás clávate un ratito a los ochenteros del "Social Construction Of Technology", que lo desarrollan bastante, aunque que ya está desde Durkheim. En fin, simple sugerencia. supongo que esto le debe haber fascinado al director del periódico para el que escribes, que tampoco se ha puesto a buscar la diferencia y las complejidades de su tan "razón, que viene de ratio", que tantas veces repite, pero que seguramente no sabe que esa es "una" parte de o que ahora conocemos como razón. Perdón por lo ardido :S saludos!!

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  2. Y también está la metáfora del "estallido social", cosa para la que -me imagino- se necesita un líder que no más no veo.

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