lunes, 10 de mayo de 2010

El espejo de Arizona



Más allá de la condena de rigor y de los gestos de solidaridad, buena parte de la opinión pública mexicana ha reaccionado a la ley SB1070 de Arizona oscilando, a grandes rasgos, entre dos impulsos: rasgarse las vestiduras y darse golpes de pecho. Han sido, en general, reacciones entre furibundas y masoquistas, entre gruñonas y culpígenas, que dicen mucho sobre las rutinas mentales que todavía imperan en nuestra idea de la relación México-Estados Unidos.

El grueso de las reacciones comparte tres características. La primera es una perspectiva estrictamente nacionalista, casi diría que narcisista, del problema; que sólo sabe considerarlo, pues, desde el punto de vista de México. La segunda es un craso desinterés por tratar de entender la aprobación de la ley SB1070 en sus propios términos, es decir, por pensarla en función de la coyuntura electoral en Arizona. Y la tercera es una evidente incapacidad para reconocer, dentro del limitado margen de acción que tiene el gobierno mexicano en este caso, las respuestas concretas y plausibles que ya está instrumentando nuestra red consular.

Dos ejemplos. Por un lado, Rosario Green: “Llegó la hora de responderles en los mismos términos. Cerremos la frontera, echemos a los arizonenses que pisen tierra mexicana, hagamos un boicot comercial. La dignidad no tiene precio”. Y, por el otro lado, Salvador Camarena: “A mí no me preocupa Arizona. No me preocupa su ley racista, retrógrada. Ni sus líderes extremistas. Ni la gobernadora Brewer, ni el alguacil Arpaio, ni los Minutemen, ni las redadas. Ni su grilla electoral. Ni el apoyo de la gente, de los arizonenses, a la ley que criminaliza la inmigración. A mí me preocupa México […] Me preocupa que ni la amenaza externa nos une […] Que los mexicanos no hayamos encontrado aún los medios para presionar a la clase política a romper su pacto de conveniencia, que parezca inexistente el sentido de urgencia, que la indignación sea estéril, que encojamos los hombros ante la partida de primos, sobrinos, padres, amigos y desconocidos”.

Ocurre, sin embargo, que precisamente por lo que tiene de grotesco el desplante de Rosario Green --¡de la embajadora Rosario Green!-- es que tendría que importarnos, y mucho, lo que no le importa a Salvador Camarena: porque, hoy por hoy, es en el ámbito de la política interna estadounidense, no en el de la mexicana, donde se decide el futuro de los inmigrantes indocumentados --donde se “acaba el futuro”, como dice la desgarradora crónica de Pablo Ordaz en El País de ayer. Agotar nuestra legítima indignación en exabruptos y lamentaciones sirve para recoger los aplausos de la tribuna local pero es, a fin de cuentas, otra manera de no hacernos cargo de ellos. Mucho más escandalosa pero igual de estéril que encogernos de hombros.

--Carlos Bravo Regidor

La Razón, lunes 10 de mayo de 2010

5 comentarios:

  1. Me quedé con ganas de leer lo de la respuesta de la red consular!
    -Ale D.

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  2. Acá hay una nota concisa al respecto:

    http://www.eluniversal.com.mx/notas/677610.html

    ¡Saludos!

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  3. Gracias, Carlos. Buen articulo el que recomiendas (y tambien tus comentarios aqui sobre la postura de Mexico). Mi comentario (una disculpa porque fue demasiado corto y no suficientemente claro!) iba mas bien por que opinabas tu sobre la respuesta "concreta y plausible" de la red consular. Y mas alla de eso, de la SRE y la Embajada en EUA. Pareces sugerir que te parece una respuesta acertada y adecuada considerando "el limitado margen de accion" del gobierno de Mexico en estas cuestiones pero me quede con ganas de saber por que...Algunos han argumentado que esta respuesta no ha sido lo suficientemente fuerte y organizada (sobre todo en cuanto a una posible reclamacion formal ante el gobierno federal o ante tribunales internacionales). Un ejemplo de este argumento es el articulo de Jorge Bustamante en Reforma "Sobre la SB 1070" (28/abril/2010).
    Gracias, saludos y un placer leerte, como siempre.
    Ale D.

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  4. En tu nota sobre la falsa conciencia atacabas a un tal Garcia, Schetino y Heriberto Yepez. Bastante chafa por que mezclaste agua con aceite, Yepez y sus cosas no van de la manita con las de los otros dos. Es esoterico y los otros nada mas hablaban de cultura politica, de lo que tu ahora sacaste como rutinas mentales. Pues es que las rutinas mentales existen, los mitos, las creencias historicas. De tu nota sobre la falsa conciencia a esta te estas tomando otro camino.

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  5. coincido... en lo esencial, salvo que a Salvador Camarena, me parece, no es que no le importe la legislación de Arizona ni su rasgo racista; sino que quiere llamar la atención obre el punto de que es más importantes para México ocuparse de que haya trabajos en México y por consiguiente menos migrantes afectados por esta u otras circunstancias de EUA.

    Coincido en que no basta solo lamentarse y quejarse... pero también lo que faltan son propuestas. ¿Que debe hacer México ante esta situación, además de poner el grito en el cielo y generar empleos en México?

    Carlos Portilla

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